Mis Citas Literarias favoritas de Obsidian (Saga Lux 1)



Obsidian SAGA LUX 1 | Jennifer L. Armentrout | PLATAFORMA NEO | 2011




-Siempre he creído que las personas que son hermosas de verdad, por dentro y por fuera, son aquellas que no son conscientes en el efecto que tienen en los demás.- me buscaba con los ojos y, por un instante, nos quedamos el uno frente al otro, quietos- Aquellas que obstentan su belleza la echan a perder. La hermosura es pasajera. Es un caparazón que oculta las sombras y el vacío que hay en el interior.


Vi reflejada la confusión en sus ojos a medida que se inclinaba más y más hacia mí y separaba sus labios.
-Creo que ya lo entiendo.
-¿Entender el qué? -pregunté en un susurro.
-Me gusta ver cómo te sonrojas. -su pulgar me acariciaba la mejilla y su voz era apenas un murmullo.



Yo esperaba deseando mostrarle lo que fuera que estuviera buscando mientras los ojos se le volvían de un verde más profundo, como si estuviera librando una batalla en su interior. Había algo en aquellos ojos que me desconcertaba.
Supe en que momento lo decidió.
Respiró hondo y cerró sus hermosos ojos. Sentí su respiración contra la mejilla, aproximándose hacia mis labios. Sabía que debía apartarme.
Aquel chico no iba a traerme nada bueno, pero no podía respirar. Nuestros labios estaban tan cerca que quería aproximarme para que se encontrasen a medio camino. Quería saber si eran tan suaves como parecían...


-Entonces, ¿por qué no dejaste que el camión me atropellara?
Se le marcó un músculo en el barbilla al mirarme.
-¿De verdad quieres saberlo?
-Sí.
-¿Me servirá para hacer méritos? -me preguntó con voz suave.
Contuve la respiración, me acerqué a él y le aparté el mechón de la frente. Mis dedos apenas le rozaron la piel, pero respiró hondo y cerró los ojos. Aparté la mano, sin saber por qué había hecho aquello.
-Depende de cómo respondas a la pregunta.


Me rozó las costillas con la punta de los dedos. Su cuerpo se movió y sentí su rodilla contra mí.
Ahogué un grito.
Daemon se quedó quieto. Ninguno de los dos se movió. El minutero del reloj marcaba los segundos.
Me estremecí.
Unos ojos como piscinas de hierba líquida me miraron, confundidos. Rápidamente se despejaron y se volvieron punzantes.
-¿Buenos días? -mi voz sonó como un crujido.


-¿Que me relaje? -la cara de mala leche de Andrew hacía juego con la de Ash. -Si esta tía es una...
-Cuidadito con lo que vas a decir -dijo Daemon con tono grave pero contenido-, porque puede que sin saber por qué te estalle un rayo en la cara.
Puse los ojos como platos, al igual que el resto de los presentes en la sala-
-Daemon -dijo el señor Garrison, dando un paso adelante-, ¿amenazas a uno de los tuyos por ella?


-Pero te gusta, ¿no?
-Pues no, la verdad.
Ash ladeó la cabeza.
-A él si le gustas.
Sentí que el corazón me daba un vuelco.
-No le gusto, tú misma lo has dicho antes.
-Me equivocaba -cruzó los brazos y me observó con detenimiento-. Despiertas su curiosidad. Eres diferente. Algo nuevo. A los chicos, incluso a los nuestros, les gusta tener juguetitos nuevos.
-Bueno, pues este juguetito no tiene la menor intención de caer en las manos de nadie. Y sobre los Arum...
-Los Arum lo matarán. Por tu culpa, humana del demonio. Lo matarán por protegerte.


-Mi gente cree que, cuando morimos, nuestra esencia ilumina las estrellas del universo. Parece una tontería creer algo así, pero cuando miro al cielo por la noche me gusta pensar que al menos dos de esas estrellas son mis padres. Y otras de ellas es Dawson.


-Yo creo que piensas en mí todo el tiempo. Sin parar.
-Estás mal de la cabeza.
-Seguro que hasta sueñas conmigo.- bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban-. Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito.
Me reí.
-En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que...
Daemon me besó.


-No puedes seguir fingiendo que no quieres estar conmigo.
-No estoy fingiendo -le respondí.
Me buscó con la mirada.
-Mientes.
-Daemon...
-Si yo quisiera estar... -se quedó callado y apretó las manos. -Si yo quiera estar contigo, me lo pondrías difícil ¿no?
-No quieres estar conmigo.
-Creo que...puede que si quiera.
-Decir 《creo que》y《puede que sí》 no es lo mismo que decir que lo sabes.


Mi Puntuación: 5/5

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